Definimos la educación como un proceso esencialmente humano pero la expresión se hace extensible al concepto de “acto educativo” o más aún al de “acción educadora o educativa”.
Acción educativa es la ejercida sobre el ser en su proceso de transformación y por ende no es permitido hablar de una educación o acción educativa familiar (ejercida por la familia); una educación escolar (ejercida por la escuela); una educación institucional y una educación para adultos.
Llamamos educación para Adultos a la que se brinda a un lector de la sociedad que concurre a las llamadas Escuelas para Adultos y Centros, con el objeto de continuar, especializar, su proceso de desarrollo o persiguiendo múltiples fines u objetivos; desde una capacitación profesional hasta un aprovechamiento inteligente del tiempo libre.
En la misma forma que consideramos que el niño no es un adulto pequeño, sino que es un ser con naturaleza, estructura, intereses y características propias, la educación para adultos no puede entenderse como un traslado de la educación brindada en las escuelas a otros centros de realización sistemática.
La educación para Adultos está destinada a una población realmente singular, con características, estructuras e intereses propios.
Para facilitar una mejor discriminación de sus características los dividimos en tres grupos de acuerdo con su edad:
§ 15 a 25 años
§ 25 a 45 años
§ más de 45 años
Esta clasificación es totalmente convencional, flexible y provisoria. La intención es facilitar al educador de adultos un conocimiento lo más aproximado posible de la realidad con que se hallará en sus tareas.
A.S.M. Hely, dice, “las necesidades y los intereses educativos de los jóvenes y de los adultos son totalmente distintos y no deben confundirse.
El adulto pertenece al mundo social que genera las pautas y los modelos del aprender y del saber. Su ignorancia o su no saber lo marginan, en el fondo, de sí mismo. El adulto ha ido desarrollando una serie de estrategias de aprendizaje para resolver las situaciones problemáticas.
El adulto aprende desde un proyecto vital individual e inserto en proyectos ideológicos sociales (normas y valores) más o menos explícitos.
En el adulto, el deseo de saber, de aprender, está siempre diferenciado y fuertemente condicionado por su historia individual y social.
La educación es la formación o desarrollo del hombre por medio de una influencia exterior consciente o inconsciente y por un estímulo que suscita en el ser una voluntad de desarrollo autónomo conforme a su propia ley.
Bibliografía:
§ Pedagogía general de Ricardo Nassif.
§ Seminario de Educación Permanente